domingo, 17 de mayo de 2009

Gregor Schneider










Gregor Schneider nació en 1969 en Rheydt, un pequeño pueblo cerca de Münchengladbach, al oeste de Alemania, ciudad donde todavía vive y en la que trabaja. Este lugar está muy ligado a su creación artística y es la base de su comienzo.


Gregor Schneider dijo un día que consideraba la acción como algo más elevado que el pensamiento. Quizás es por esto que el artista modifica las habitaciones de su casa en Rheydt de tres niveles convirtiendo su reconstrucción viva y dinámica, siempre cambiante, en una obra de arte. Juega con sus habitaciones haciéndolas mas pequeñas a través de la superposición de muros, aislándolas de ruidos, haciéndolas desaparecer, ocultando las salidas, incluso dotándolas de movimiento haciendo que giren sobre su propio eje lentamente. Uno
de los actos artísticos que realiza es invitar a personas, mediante cartas personales, a simplemente conversar, tomar café y comer torta. Muchos, incluso, se hospedan allí mismo, en una de las habitaciones intervenidas, la Gästezimmer (habitación para invitados). Una pequeña habitación, más cercana a la estética de un hospital o una cárcel modernos. .


Tantas transformaciones ha sufrido su hogar que el artista ahora es incapaz de devolverla a su estado inicial. Ya cuando era estudiante (estudió en Munich y Hamburgo) trabajaba en la reconstrucción de su casa.





Cuando la obra está concluida Gregor Schneider hace fotos y videos de su casa, filma largas secuencias estáticas del interior o la recorre cámara en mano para que esto sea testigo de las mutaciones que sufre su hogar y luego, vuelve a reconstruirla. Así durante mas de quince años, desde 1985 hasta que, en la Bienal de Venecia de 2001,en el Pabellón Alemán, el artista decidió hacer una reproducción de su casa y exponer así e el público un espacio que debería ser privado ; dejándonos entrar en su hogar y poder presenciar, en cierta forma, la relación que guarda el artista con su casa, su relación con el espacio, permitiéndonos interactuar con ello, con sus ambientes claustrofóbicos, repetitivos y obsesivos. Esta obra llamada Haus Ur (Su nombre deviene de “umgebauter Raum” (espacio reconstruido-modificado) a “unsichtbarer Raum” (espacio invisible). A su vez, Ur hace referencia a lo primigenio ) fue, además de la que le hizo ganador del León de Oro a la mejor participación nacional, la que le otorgó la fama de ser “el artista más lúgubre” e hizo que su obra pudiera diseminarse en diferentes exposiciones y colecciones internacionalmente. Desde entonces ha expuesto individualmente en muchos de los museos más importantes del mundo como el MoCA de Los ángeles o la Kunsthalle de Hamburgo

La Haus Ur se trata de una instalación de dos plantas, con un hall, ventanas que dan supuestamente al exterior y puertas que comunican las habitaciones. Muchas de estas puertas están trabadas, y solo una lleva a un pasadizo oscuro y estrecho en el que comienzas una trayectoria clandestina, llena de lugares lúgubres, ilógicos, laberínticos y ambientes totalmente claustrofóbicos, opresivos y agobiantes en los que puedes encontrarte con elementos en descomposición (incluso alusiones a cuerpos humanos putrefactos) y para colmo es muy difícil avanzar dado que el entorno te obliga a agacharte o, incluso, arrastrarte para ello.


El espectador queda confuso, perdido y con cierta sensación de angustia y soledad , con la idea de estar huyendo y escondiéndose de algo o de alguien cuando se adentra en una de estas obras.


A mi parecer, este estilo de instalaciones son las obras mas interesantes y características de Gregor Schneider. Son obras de un carácter muy íntimo y llegan a ser tan interactivas que podría llegar a verse como un juego de no ser por el tipo de ambiente que recrean. Aún así la sensación que produce recorrer sus estancias debe de ser similar a vivir una película de terror en el que tu juegas el papel que tu mente te sugiera.




Weisse Folter (Tortura blanca) es otra de las instalaciones que sigue este procedimiento. Es un proyecto ideado para K21 en Susseldorf. Gregor Schneider intervino el sótano para crear una obra que alude claramente a Guantanamo en el que se denuncia los métodos utilizados por los militares hacia los prisioneros. Las habitaciones, las paredes...toda la instalación actúa como si fueran testigos de aquellas barbaridades y reflejan en cierta manera la sensación de estar prisionero, transportándonos a las celdas de una prisión. Como en sus anteriores obras, la ausencia del ser humano en las instalaciones, hace que este se haga mas presente y sus enrevesados laberintos, los lugares fríos, la austeridad de el ambiente, las salas agobiantes... acentúan los sentimientos de soledad y angustia. Todas las sensaciones se amplifican con el cambio de ambiente que el autor va haciendo en cada una de las salas, llegando a envolvernos en la oscuridad o trasladándonos a una cámara frigorífica.

No todas las instalaciones de Gregor Schneider están dotadas de una implícita presencia humana sino que también las hay con una presencia explicita como en el caso de las dos casas gemelas en el corazón de Manhattan. El espectador podía presenciar la intimidad de los ocupantes: una mujer lavando la vajilla, un hombre masturbándose y un niño asfixiándose dentro de una bolsa. O en la obra Bondi Beach que consiste en un conjunto de jaulas de metal de 4x4 m. que dispuestas en una playa australiana. Con ella se intenta explorar las libertades y practicas de los espacios públicos a través de las personas que pasan de ser espectadores a fusionarse con la obra.



Otro de los intereses de Schneider es la figura de la Kaaba, en La Meca, en la que ve una posibilidad de expresar su preocupación sobre la brecha entre lo privado y lo público, idea que ya a ido reflejando en sus instalaciones . La Kaaba es un lugar hacia el que miran mil cuatrocientos millones de personas y paradójicamente es un lugar totalmente privado y cerrado al público.

Schneider trabaja con la imagen del cubo, creando obras escultóricas de grandes dimensiones, carente de narración pero bastante simbólicas. De hecho, fue causa de una gran polémica ya que a el cubo negro, de 14 metros de alto y 13 metros de largo y ancho, le fue denegada su instalación en Venecia y Berlín al considerarlo demasiado provocador políticamente, y en Hamburgo, donde se instaló ante el Pabellón de Arte local causó mucho revuelo




Actualmente el polémico Gregor Schneider ha dado lugar a un debate a raíz de un nuevo proyecto en el que pretende exponer la muerte de una persona. Schneider declara que “la idea de mostrar la belleza de la muerte “le persigue desde 1996 aunque es consciente de que llevarlo a la práctica no le será sencillo. Para ello realizará una exposición de cadáveres y enfermos terminales.

Schneider tiene claro el ambiente en el que le gustaría exponer su obra: en el Museum Haus Lange de Krefeld, al oeste de Alemania, pero hoy en día ningún museo acepta poner en exhibición su nuevo proyecto,

Sin embargo ha encontrado ya un candidato para la muerte. Un coleccionista de arte muy enfermo, del cual no se ha revelado aún la identidad, se ha prestado para colaborar en la exposición.

Los pacientes moribundos y sus familiares tienen decisión sobre la obra de Schneider ya que el autor intenta “ construir lugares humanos para la muerte, donde la gente pueda morir tranquilamente", en un espacio que “ aporta la dignidad y la protección" y por tanto los pacientes no estarán expuestos en su totalidad para que el público pueda pasarles casi desapercibidos.



La idea no le es grata a las autoridades alemanas y a las ONG que trabajan con pacientes terminales pero Schneider opina que "La realidad de la agonía en las clínicas, las salas de cuidados intensivos y los quirófanos alemanes es terrible. Este es el escándalo. La muerte y el camino hacia ella es hoy un sufrimiento.

El enfrentamiento con la muerte, como yo lo proyecto, puede quitarnos el miedo a la muerte",


No es la primera vez que la muerte está presente en el arte: Habacuc, a través de la muerte de hambre de un perro atado o Marco Evaristti con su licuadora de peces vivos son ejemplos de ello.

La diferencia es que aquí hablamos de personas lo que quizás pueda darnos mas razón a la hora de alertarnos puesto que la muerte está en nuestra sociedad desnaturalizada y es prácticamente un tabú. Sin embargo la conciencia de los familiares y los pacientes sobre la exposición debería de servirnos como atenuante en este debate. Solo queda preguntarse, -como lo ha hecho la diputada del Partido Verde del estado de Renania del Norte-Westfalia, donde Schneider pretende exponer su obra- ¿que espectador quiere ver a los moribundos “ como se ve a los animales en un zoológico”?. ¿Podremos diferenciar en esta obra los límites entre el morbo y el arte?

Realmente esta no es la única obra que nos hace llegar a esta pregunta. En mi opinión todas las obras de Schneider juegan un dilema moral. Intenta demostrarnos los límites entre lo privado y lo público a través de sus obras pero muchas de ellas tienen un límite difuso entre lo artístico y la morbosidad quizás impuesto por la temática de la intimidad humana. Lo que nosotros entendemos como algo sumamente privado, Gregor Schneider tiene la desfachatez o el mal gusto de hacerlo público.

Creo que Schneider nos demuestra nuestro deseo de conocer lo intimo de las personas ajenas. Este morbo esta muy presente en nosotros y queda más que demostrado a través de los medios de comunicación que ganan audiencia con los temas privados de personajes mas o menos famosos. O quizás Schneider nos intente demostrar nuestros tabúes unidos a esta idea de lo privado y lo incorrecto, destrozándonos sus limites.

No queda duda de que Gregor Schneider se trata de un personaje excéntrico, con una personalidad y características que no se sabe si ha sido buscada y trabajada a modo de cebo para captar la atención, o es, simplemente, un fenómeno natural. 

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